
Cuando se habla de inversión, muchos imaginan grandes cantidades de dinero, trajes formales y gráficos complicados. Pero la realidad es que muchos de los inversores más exitosos comenzaron con poco, muchas dudas y con sobre todo mucha curiosidad. Esta es la historia de cómo empecé a invertir con apenas 100 dólares y cómo tú también puedes hacerlo, paso a paso.
El principio: más dudas que certezas
Tenía 26 años, un trabajo estable pero con un sueldo bastante ajustado, y muchas ganas de mejorar mi situación financiera. Había escuchado hablar de la inversión en acciones, criptomonedas, fondos y otras cosas que me sonaban lejanas. Pero lo que realmente me impulsó fue una frase que leí en un libro:
“No se trata de cuánto ganas, sino de cuánto conservas e inviertes con inteligencia.”
Esa frase me marcó. Empecé a leer blogs, ver videos y, sobre todo, a observar. Descubrí que no necesitaba ser millonario para empezar. Solo necesitaba dar el primer paso.
Paso 1: Entender mis finanzas
Antes de pensar en invertir, tenía que entender en qué se iba mi dinero. Me senté con una libreta (y luego con una app de gastos) y anoté absolutamente todo durante un mes. Me sorprendió la cantidad que gastaba en cosas pequeñas: cafés, apps de comida, suscripciones que no usaba.
Haciendo ajustes, logré ahorrar $50 al mes sin afectar mi calidad de vida. Era un inicio. Y si podía ahorrar $50, podía invertir $50.

Paso 2: Empezar con fondos indexados
Después de investigar, descubrí los fondos indexados: una forma de invertir en muchas empresas al mismo tiempo, con bajo riesgo y comisiones mínimas. Elegí una plataforma online que permitía empezar con montos bajos (algunas permiten desde $10 o $20) y compré mi primer fondo indexado al S&P 500.
No fue una decisión impulsiva. Leí, comparé, pregunté. Y cuando finalmente invertí, no fue por ganar dinero rápido, sino por aprender.
Esa inversión inicial de $50 no cambió mi vida en lo financiero, pero sí en lo mental. Me sentí inversionista. Y eso, créeme, cambia tu forma de ver el dinero.
Paso 3: Automatizar y ser constante
El gran secreto no fue invertir mucho una vez, sino poco muchas veces. Programé una transferencia automática mensual para que cada vez que cobrara, una parte fuera directo a la inversión.
A veces era $50, a veces $30. Pero nunca dejé de hacerlo. Mi estrategia era clara: invertir a largo plazo, sin dejarme llevar por el pánico de las noticias o la euforia de las modas.
Después de seis meses, ya tenía más de $300 invertidos. No era mucho, pero era más de lo que había tenido jamás en una cuenta de inversión. Y lo mejor: era mío, crecía solo y me generaba confianza.
Paso 4: Diversificar poco a poco

A medida que ganaba seguridad, empecé a explorar otras opciones. Probé con:
- Criptomonedas: Invertí $20 en Bitcoin y Ethereum. No para hacerme rico, sino para entender cómo funcionaba. Aprendí a usar wallets, exchanges y a controlar la ansiedad cuando los precios bajaban.
- Acciones individuales: Compré una acción de una empresa que conocía bien y usaba todos los días (en mi caso, una de tecnología). Aprendí a leer balances básicos y seguir sus reportes trimestrales.
- Educación financiera: Parte de mi “inversión” fue en libros, podcasts y cursos baratos pero útiles. Aprender me hizo tomar mejores decisiones.
¿Qué haría distinto si empezara de nuevo?
- Empezaría antes. Perdí años por miedo o desinformación.
- No caería en esquemas rápidos de “hazte rico”. Invertir no es una lotería.
- Buscaría comunidades. Hay foros, grupos de Telegram y redes donde se aprende mucho de otros.
Conclusión: Tú también puedes
Si estás leyendo esto y sientes que no puedes invertir porque tienes poco dinero, te entiendo. Yo también lo pensé. Pero lo cierto es que empezar con poco es mejor que no empezar nunca. No necesitas cientos de dólares ni ser un genio de las finanzas. Solo necesitas ganas, paciencia y constancia.
Hoy puedes abrir una cuenta desde tu celular, comprar un fondo indexado desde $10 o seguir un curso gratuito sobre finanzas. No subestimes el poder de las pequeñas decisiones repetidas en el tiempo.
Invertir con poco es posible. Y cuando te das cuenta de eso, el mundo financiero deja de ser un misterio y se convierte en una herramienta poderosa para tu futuro.